El reemplazo de disco lumbar (artroplastia discal) puede aliviar el dolor lumbar de origen discogénico en pacientes seleccionados, preservando la movilidad del segmento. No es para todo el mundo: exige confirmar el origen del dolor, agotar tratamiento conservador y descartar contraindicaciones. Los resultados funcionales son comparables a la fusión en el medio plazo, con posibles ventajas en movilidad y menor estrés sobre niveles adyacentes. La recuperación es más rápida de lo que muchos creen, pero requiere un plan de rehabilitación ordenado y expectativas realistas.
- No todas las lumbalgias se operan; esta técnica es para dolor discogénico comprobado tras varias semanas/meses de tratamiento conservador.
- En candidatos adecuados, los resultados funcionales son similares a la fusión y la movilidad del segmento se conserva.
- Principales exclusiones: afectación multisegmentaria, inestabilidad, estenosis significativa, deformidad relevante u osteoporosis marcada.
- Vuelta a trabajo de oficina: a menudo en 2–4 semanas; trabajos físicos: 6–12 semanas, con progresión individual.
¿Qué es el reemplazo de disco lumbar?
Es una cirugía que sustituye un disco intervertebral lumbar degenerado por una prótesis diseñada para mantener la altura y permitir cierto movimiento. A diferencia de la fusión (artrodesis), que fija dos vértebras, la artroplastia busca preservar la biomecánica segmentaria y reducir la sobrecarga en niveles vecinos.
¿Quién puede beneficiarse?
Candidatos habituales
- Dolor lumbar crónico de origen principalmente discogénico (no radicular), limitante, con impacto en la vida diaria.
- Fracaso de tratamiento conservador estructurado (ejercicio terapéutico, analgesia prudente, educación y fisioterapia) durante varias semanas/meses.
- Compromiso en un único nivel lumbar (con mayor evidencia en L4–L5 o L5–S1).
- Imágenes y evaluación clínica compatibles con dolor de disco y sin signos de inestabilidad relevante.
Contraindicaciones frecuentes
- Enfermedad en varios niveles sintomáticos.
- Estenosis de canal clínicamente significativa, espondilolistesis, deformidad marcada o inestabilidad.
- Osteoporosis, infección activa, tumor o trastornos autoinmunes descompensados que contraindiquen la técnica.
- Cirugías previas que alteren de forma importante la anatomía del segmento a tratar.
Síntomas e indicadores de alarma
El perfil típico es dolor lumbar mecánico que empeora al sentarse largo rato o al flexionar, con alivio parcial al caminar. Son señales de alarma (acudir de urgencias): debilidad progresiva en las piernas, fiebre con dolor lumbar intenso, pérdida de control de esfínteres o anestesia en “silla de montar”.
Diagnóstico: cómo confirmar que el disco es el culpable
- Historia clínica y exploración física para descartar causas facetarias, sacroilíacas o neuropáticas.
- Resonancia magnética para valorar degeneración, edema de placa terminal y descartar estenosis significativa.
- Radiografías dinámicas si se sospecha inestabilidad.
- Pruebas complementarias solo si cambian la conducta (p. ej., bloqueo diagnóstico ante dudas diferenciales).
Alternativas terapéuticas
Conservadoras (primera línea)
- Programa de ejercicio y fortalecimiento del “core” supervisado, con educación en dolor.
- Analgésicos de escalón bajo y antiinflamatorios en pautas cortas; evitar opioides crónicos.
- Fisioterapia activa; técnicas pasivas como complemento, no como eje.
- Abordaje biopsicosocial del dolor, sueño y manejo del estrés.
Quirúrgicas (cuando procede)
- Fusión (artrodesis) intersomática: técnica consolidada; reduce movimiento para estabilizar y aliviar dolor.
- Reemplazo de disco lumbar: indicado en casos seleccionados con objetivo de preservar movilidad.
- Otras descompresiones si hay radiculopatía o estenosis asociada (no son alternativas directas a la artroplastia cuando el dolor es puramente discogénico).
Beneficios esperables y riesgos/efectos adversos
Beneficios potenciales
- Alivio del dolor y mejora de la función en pacientes seleccionados.
- Conservación de la movilidad segmentaria y patrón de movimiento más fisiológico.
- Posible menor tensión en niveles adyacentes a medio plazo.
- Recuperación relativamente rápida con incisiones pequeñas y menor daño a tejidos.
Riesgos y complicaciones
- Infección, sangrado, trombosis, lesión nerviosa o vascular.
- Mala posición o fallo del implante, osificación heterotópica, dolor persistente.
- Necesidad de reintervención o conversión a fusión en el futuro.
- Complicaciones anestésicas y generales propias de cualquier cirugía mayor.
Mensaje clave: los resultados dependen de la indicación correcta, la técnica y la rehabilitación. Ninguna cirugía garantiza un 100% de éxito.
Cómo se realiza y qué esperar el día de la cirugía
La artroplastia suele abordarse por vía anterior retroperitoneal a través de una pequeña incisión baja. Tras retirar el disco dañado y preparar los platillos vertebrales, se implanta la prótesis alineada bajo control de imagen. El procedimiento dura habitualmente entre 60 y 120 minutos según el caso. La deambulación precoz y el control del dolor multimodal son parte del protocolo de recuperación.
Recuperación y plazos realistas
- Días 1–7: caminar varias veces al día, higiene postural, ejercicios suaves. Posible alta en 24–48 h.
- Semanas 2–4: vuelta progresiva a actividades de oficina/estudio; inicio de fisioterapia estructurada.
- Semanas 6–8: aumento de fuerza y resistencia; conducción prolongada si indolora.
- Semanas 10–12: retomar deportes de bajo impacto; trabajos físicos requieren adaptación gradual.
Los plazos pueden variar según edad, condición física, nivel intervenido y tipo de trabajo. El plan individual manda.
Criterios prácticos para la derivación a cirugía
- Dolor discogénico invalidante con impacto laboral/familiar pese a ≥6–12 semanas de tratamiento bien realizado.
- Concordancia clínica–radiológica en un único nivel lumbar.
- Ausencia de inestabilidad, deformidad relevante o estenosis significativa que indiquen otros procedimientos.
- Expectativas realistas y adherencia al plan de rehabilitación.
¿Cuándo acudir a urgencias?
- Debilidad progresiva en piernas o caída del pie.
- Fiebre elevada con dolor lumbar intenso.
- Alteraciones para orinar/defecar, anestesia en “silla de montar”.
- Dolor súbito incapacitante con empeoramiento rápido.
Mitos y realidades
- Mito: “La prótesis cura cualquier lumbalgia”. Realidad: solo en casos con dolor discogénico confirmado y sin contraindicaciones.
- Mito: “Siempre es mejor que la fusión”. Realidad: son técnicas distintas; la fusión sigue indicada en inestabilidad o deformidad.
- Mito: “Si me opero, no necesitaré ejercicio”. Realidad: la rehabilitación es clave para consolidar el resultado.
FAQs
¿Es mejor prótesis lumbar o fusión?
Depende del caso. En dolor discogénico de un nivel, ambas pueden ofrecer mejoras similares; la prótesis busca preservar movilidad. En inestabilidad/deformidad, la fusión suele ser preferible.
¿Cuánto dura una prótesis lumbar?
Los estudios de seguimiento a medio-largo plazo muestran resultados funcionales estables en pacientes bien seleccionados. A muy largo plazo puede requerir revisión.
¿Puedo tener prótesis si tengo ciática?
Si el síntoma dominante es ciática por hernia con compresión nerviosa, la prioridad es descomprimir el nervio; la artroplastia no está pensada para ese escenario.
¿Se puede hacer en dos niveles?
Hay experiencia en uno o dos niveles en centros seleccionados, pero la indicación debe individualizarse y no es para enfermedad multisegmentaria extensa.
¿Cuándo podré volver a conducir o viajar?
Conducción corta cuando el dolor lo permita (habitualmente semanas 2–4). Viajes largos mejor tras 4–6 semanas y con pausas para caminar.
¿Qué pasa si la prótesis falla?
Algunas complicaciones pueden requerir reintervención o conversión a fusión. Es poco frecuente con indicación y técnica adecuadas, pero posible.
Glosario
- Dolor discogénico: dolor generado por el propio disco intervertebral.
- Artrodesis (fusión): cirugía que fija dos vértebras para eliminar movimiento doloroso.
- Artroplastia discal: sustitución del disco por prótesis que preserva parte del movimiento.
- Osificación heterotópica: formación de hueso en tejidos blandos alrededor del implante.
- Estenosis de canal: estrechamiento que comprime raíces nerviosas.
- Espondilolistesis: deslizamiento de una vértebra sobre otra.
- Pseudoartrosis: falta de consolidación tras una fusión.
- Bloqueo diagnóstico: inyección para ayudar a identificar el origen del dolor.
- Rehabilitación: plan estructurado de ejercicio y educación tras la cirugía.
- Inestabilidad: movimiento anormal entre vértebras que genera dolor o riesgo.
Referencias
- Dr. Vicenç Gilete – Neurocirujano. https://complexspineinstitute.com/instituto/#equipo_medico
- Dr. Augusto Covaro – Cirujano ortopédico y traumatólogo. https://complexspineinstitute.com/instituto/#equipo_medico
- NASS. Lumbar Artificial Disc Replacement – Coverage Policy Recommendations (borrador 2024). https://www.spine.org/Portals/0/assets/downloads/PolicyPractice/CoverageRecommendations/Lumbar-Artificial-Disc-Replacement-DRAFT.pdf (2024).
- ISASS Position Statement on Cervical and Lumbar Disc Replacement. Int J Spine Surg. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33900955/ (2021).
- Daher M, et al. Lumbar Disc Replacement Versus Interbody Fusion: Meta-analysis. Orthopedic Reviews. https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC11062800/ (2024).
- Wen DJ, et al. Lumbar Total Disc Replacements for Degenerative Disc Disease: Systematic Review. https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/21925682241228756 (2024).
Descargo de responsabilidad: Este contenido es educativo y no sustituye la valoración médica individual. Si tienes síntomas preocupantes o dudas sobre tu caso, acude a un profesional sanitario.